La alimentación del cachorro: nociones básicas para garantizar su buena salud
Como en todo ser vivo, las primeras etapas de vida de un perro son especialmente trascendentales para su posterior evolución, por lo que es fundamental que se preste mucha atención a su alimentación. Se trata de una fase de grandes y rápidos cambios físicos a los que se corresponden necesidades alimentarias muy concretas, que deben cumplirse para que el cachorro se mantenga siempre en su peso óptimo y mantenga una buena relación entre consumo energético y abastecimiento nutricional y vitamínico.
Fases de crecimiento de un perro, y alimentación pertinente
Tres son las etapas por las que pasa un perro durante su etapa de cachorro, y a las tres se corresponden determinadas características alimenticias que describimos brevemente a continuación.
Lactación
Desde el nacimiento hasta las 4 semanas. Periodo en que el animal se alimenta exclusivamente de leche materna o, en su defecto, de artificial (en caso de que los cachorros sean huérfanos o la leche de la madre insuficiente o de mala calidad, y no se disponga de otra nodriza). Durante la primera semana lo normal es que se alimente con frecuencia (entre ocho y doce veces al día) y que luego vaya rebajando el ritmo (hasta las tres o cuatro); y no hay que olvidar que conviene evitar la leche de otros animales.
Destete
Desde las 4 a las 6-7 semanas. Periodo en que se debe inculcar la ingesta de alimentos sólidos con prontitud, para solventar la falta de hierro (y evitar dependencias de la madre). Lo correcto es empezar a darle una papilla especialmente elaborada al perro o perros, en caso de contar con una manada; hay alimentos específicos para cachorros.
Posdestete
De las 7 semanas al año de vida. Aquí la dieta debe estar bien estudiada, de manera que cumpla con las exigencias físicas del animal. Se trata de un periodo de crecimiento muy rápido que debe ser correspondido con un aumento de peso constante (sin pasarse de la raya para evitar malformaciones u obesidades), mediante un abastecimiento de valores nutricionales y vitamínicos variables en función de tamaño, raza, actividad, e incluso temperatura ambiental entre otros factores.
Principales nutrientes
En todo menú para cachorros hay un grupo de alimentos básicos con determinadas funciones, características y necesidades mínimas. Vamos a ver cuáles son.
Proteínas
Pese a que tenemos que tener cuidado con no excedernos con la cantidad máxima recomendada (entre un 11% y un 22% del total de la energía ingerida; lo demás se convierte en grasa), las proteínas son básicas tanto para el crecimiento como para una oxigenación correcta de la sangre. Además, constituyen una de las principales fuentes energéticas para el animal.
Grasa
Otra fuente importante de energía, que además sirve para el buen funcionamiento de las papilas gustativas; la grasa otorga también vitaminas (A, D, E, K) y ácidos grasos esenciales, uno de los cuales (el DHA) supone además un importante componente estructural para el cerebro al intervenir en el desarrollo neuronal y de la retina. Por supuesto, hay que tener cuidado con la cantidad para no provocar obesidad.
Minerales
Hay muchos minerales importantes para un cachorro: yodo, cobre, zinc… y dos de relevancia, el calcio y el fósforo, con los que debemos estar bien atentos. No se debe exceder nunca de la cantidad máxima establecida (inversamente proporcional a tamaño y edad) puesto que de lo contrario se podría incurrir en malformaciones del esqueleto.
Carbohidratos
Esta es una de las formas más fáciles (por económicas) de otorgarle al cachorro un plus de energía y, de hecho, el primero que reciben es la lactosa, suministrada por su madre durante la lactancia. Desde el destete en adelante, por los problemas que suele provocar, la lactosa cede su puesto a la glucosa.
Vitaminas
En este apartado, cachorros y adultos no difieren demasiado en sus necesidades, por lo que no es necesario que una dieta a base de pienso comercial se vea complementada con nada en especial (y, de hecho, una sobredosis puede llegar a ser perjudicial).
Energía
Energía y nutrientes van estrechamente ligados, especialmente en los primeros compases de vida de un perro que, recordemos, alcanza la mitad de su peso adulto en apenas medio año como mucho. Cada animal es un mundo, por lo que para saber qué niveles de energía diarios requiere uno en concreto (ya sean metabolizables o en reposo) se debería consultar con un profesional. Y es que hay que tener en cuenta, una vez más, que se debe apuntar al crecimiento óptimo, que no el máximo, ante el riesgo de excederse y provocar daños.
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