Ejercicio físico (y mental) para las distintas etapas de vida de un perro
Es de lógica, pero aun así es muy importante recordar que nuestro perro necesita ejercitar cuerpo y mente. Y necesita hacerlo siempre, desde cuando es cachorro a cuando tiene una edad muy avanzada. Ahora bien, a cada fase de su vida se debe corresponder un determinado tipo de esfuerzo, y a eso es a lo que vamos a dedicar el siguiente artículo.
¿Por qué realizar ejercicio?
Ante todo, hay que tener bien claros los motivos por que se incita a un perro a ejercitarse. Debe saberse, pues, que mantener en forma a nuestra mascota tanto a nivel de salud mental como física, implica evitarle malestares. Malestares que pueden ser reacciones agresivas, estresadas o ansiosas, pero también problemas musculares, de artrosis, o de corte neurológico. En definitiva, un estado físico y anímico óptimos llevan a una mejor calidad de vida de nuestro perro, y por lo tanto a una mejor convivencia en casa.
Ejercicio para cachorros, hasta 1 año y medio de edad
El cuidado de un cachorro es trascendental puesto que determina el comportamiento del animal durante el resto de su vida, y en ocasiones es muy difícil corregir malos hábitos aprendidos en edades tempranas. Afortunadamente, el buen ejercicio físico puede intervenir en la conducta del perrito, y mejorarla; en esta etapa de su vida, es fundamental que contacte con otros ambientes, que se sociabilice y que reciba el mayor número posible de estímulos de su alrededor. De este modo, empieza a acostumbrarse al mundo que verá durante el resto de sus días, aprende ciertas costumbres (depositar en el lugar indicado, conductas de calma…), se olvida de otras (destruir todo lo que tenga a su alcance…) y como ya decíamos antes, la convivencia con él se hace mucho mejor. Para ellos, el ejercicio ideal es aquel que no requiere demasiado esfuerzo físico: nuestra mascota debe pasear en la calle, jugar en el parque ya sea con sus dueños o con otros perros, correr detrás de una pelota… pero siempre a baja intensidad. Son mucho mejores paseos breves y frecuentes, alternados con juegos y otros divertimentos, que largas kilometradas; y no es recomendable que a edades tan tempranas arrastren o carguen peso. Llevados bien, estos consejos pueden ayudar también al desarrollo esquelético y muscular de su cuerpo, así como a una buena dosificación energética.
Ejercicio para adultos, desde el año y medio de edad, hasta los ocho años
Cuando el perro adquiere una edad adulta, se entiende que su cuerpo ya ha ido madurando, y cuenta con una sólida base esquelética y muscular. Además, se han regulado sus niveles de energía, por lo que se puede alterar el tipo de ejercicios y proponerle retos más estimulantes y de mayor intensidad y esfuerzo. Es el momento de hacer largas caminatas o carreras, de hacerle mover pesos o de que nade. En su justa medida (y sin obligarle a hacer nada que le moleste) tales ejercicios potencian su fuerza, aprovechan al máximo su masa muscular, y mejoran sus huesos y articulaciones al tiempo que reducen la posibilidad de que aparezcan osteoartrosis u otros problemas antes de tiempo.
No hay que olvidar que siempre que no sea imposible por algo, hacer deporte genera bienestar por la segregación de endorfinas, y que por tanto, a nuestra mascota le gusta. Eso se traduce en un mayor equilibrio y mejor comportamiento: el perro, en casa, se muestra más tranquilo, menos ansioso y nervioso. Y por lo general, una buena rutina constante le hace estar más dócil y receptivo a nuevos aprendizajes. Una vez más, se refuerza el vínculo entre propietario y mascota.
Algunos ejemplos de ejercicio ideal para un perro adulto, en función de sus características físicas: agility, carrera, caza, mushing…
Ejercicio para perros de ocho a diez años
En esta etapa de su vida, el perro se hace mayor. Las articulaciones empiezan a resentirse, los músculos se oxidan, y sistemas neurológicos y/o cardiorespiratorios dan los primeros síntomas de cansancio. Cuerpo y mente ya no son lo que eran, y el resultado es un perro algo más triste y débil, que juega menos, le cuesta más trabajo saltar e incluso mantener el ritmo de los paseos que una vez hacía sin problemas. ¿Significa eso que deba pasarse a una vida de total sedentarismo? Nada más lejos. Simplemente, que el ejercicio que de ahora en adelante deberá realizar, necesitará ciertos cambios para rebajar el nivel de esfuerzo e intensidad debido a la menor resistencia del animal. En este caso, para retrasar el inevitable proceso degenerativo y permitir que tenga la mejor calidad de vida, es recomendable que nuestra mascota realice con regularidad ejercicios de hidroterapia, o bien que pasee por rampas y escaleras, trabaje en pistas de arena o diferentes superficies, con el objetivo de mantener el estado físico (y mental) de la mejor manera posible. De este modo, se evita también que entre en sus últimos años de vida arrastrando graves problemas degenerativos.
Ejercicio para perros ancianos, de diez años en adelante
Cuando el perro es anciano, la degeneración física y mental suele ser evidente. Disfunción cognitiva, ansiedad, inseguridad y demás estados anímicos se suelen alternar con problemas en los huesos y articulaciones, y por ese motivo, es muy importante que se mantenga activo, con ejercicios que, eso sí, sean de bajo impacto. El objetivo es reducir todo lo posible esa degeneración, incrementando (un poco) su masa muscular, mejorando su equilibrio y coordinación, y por extensión su resistencia cardiovascular. En la actualidad hay numerosos tratamientos específicos para hacer que su día a día sea lo más placentero posible, pero un buen listado de actividades con las que ejercitar a nuestro anciano amigo pasa por hacer paseos cortos y frecuentes, apuntarle a sesiones de hidroterapia, masajes y estiramientos, usar balanceos, serpentinas, y por lo general, llevar a cabo juegos simples, que le diviertan y estimulen de paso su actividad mental. A este respecto, se recomienda alternar la parte física con ejercicios puramente mentales y de comportamiento, para evitar que tome vicios negativos.
Algunos ejemplos: búsqueda de comida, puzles interactivos, y circuitos para memorizar.
En definitiva…
En el fondo, un perro no se diferencia de un humano en cuanto a que, como él, arranca con mucha energía, madura, y posteriormente encara su declive con una degeneración progresiva. La diferencia reside en que es un animal con mucha más energía que nosotros, y sin embargo, en muchos casos apenas realizan un paseo diario como único ejercicio. Si queremos ofrecerle la mejor calidad de vida, y asegurar una madurez lo más placentera posible, debemos aumentar el número o la intensidad de esos paseos, o buscar soluciones para que se mantenga activo, sano y equilibrado. En caso de no poder dedicarle tanto tiempo nosotros mismos, siempre existen alternativas, en clave de centros de deporte para animales, residencias caninas, centros de rehabilitación o demás profesionales especializados en el cuidado físico y mental de nuestras mascotas.
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