Mi perro se revuelca sobre heces o animales muertos. ¿Se puede corregir esta conducta?
Algunos dueños se asustan porque creen que a su perro le pasa algo; a otros les da asco ver cómo su perro se revuelca en los charcos, el barro, pajarillos o roedores muertos o las heces de otros perros y se preocupan porque desconocen si este comportamiento es normal.
Comportamiento normal
Lo primero que debemos aclarar es que, aunque no lo creamos, es un comportamiento normal y bastante frecuente cuyo origen se encuentra en el propio ADN de este animal. Como cánido que es, en sus genes todavía se almacena su instinto cazador. Ello unido a su gran olfato hace que sientan curiosidad por acercarse, oler y sentir el hedor que desprenden algunos animales muertos o las propias heces de otros perros. Esto es comprensible, pero de ahí a revolcarse entre estos restos hay un abismo. ¿Por qué lo hacen?
Por instinto, es decir, para impregnarse con ese fuerte olor y ocultar así el que desprenden ellos. Es algo que hacen sus primos lejanos, los lobos, para evitar que sus presas detecten su olor y se pongan en guardia, y es algo que está presente también en el instinto animal del propio perro.
Evitar aromas intensos en productos de aseo
Es posible que gran parte de la culpa la tengamos nosotros, los dueños, que tendemos a emplear jabones y lociones con aromas que a nosotros nos encantan pero que a los perros puede resultarles molestos y que desean eliminar revolcándose en lo primero que les llama la atención por el hedor que desprende. Por eso, para tratar de corregir este comportamiento, debemos también prestar atención a los productos que utilizamos y evitar usar artículos de aseo que desprendan aromas, porque cuando más fuerte sea ese olor, más insistencia pondrá el animal para tratar de enmascararlo.
También nosotros debemos vigilar al perro y controlar su comportamiento cuando esté en el pipican o en la calle para evitar que se acerque a animales muertos o a las heces de otros animales. Pero nada de regañarlos, ni mucho menos pegarlos. Bastará con tirar de la correa para reconducir su conducta y evitar que se acerque a aquello que nos causa repulsión.
Y, sobre todo, mucha paciencia. Si llegamos tarde y ya está lleno de restos, lo mejor que podemos hacer es irnos a casa y darle un buen baño para que pueda retozar a gusto en casa sin mancharlo todo.
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