Mi perro me gruñe cuando come. ¿Qué puedo hacer?
No importa que nos conozca, que incluso seamos sus dueños. Si se siente amenazado, si percibe que vamos a arrebatarle su alimento, pese a que no pase hambre y esté bien alimentado, gruñirá. Aunque solo estemos cerca y no hayamos hecho ni siquiera intento de acercarnos a su plato.
Como para nosotros, para el perro la comida es un recurso básico; de ahí que si cree que corre peligro, si siente que se la pueden quitar, enseñe los dientes y gruña. No deja de ser un comportamiento animal propio de los que viven en manadas que se deja notar también en los perros.
Por supuesto, el hecho de que sea más común de lo que pensamos no quiere decir que sea deseable ni bueno. Por este motivo.
1 Sin enfrentamientos
No te enfrentes a él, porque se puede ponerse aún más agresivo, e incluso mordernos.
2 Respetando su espacio
No lo acaricies ni toques su plato de comida mientras come. Así nos ahorraremos situaciones violentas.
3 Distrayendo su atención
Si el perro gruñe cuando nota nuestra presencia (por ejemplo, cuando estamos en la cocina mientras él come o pasamos por su lado, aunque no hagamos intento de acercarnos a él), podemos coger la correa y decirle que nos vamos a la calle. De este modo, evitaremos que se produzca una situación violenta en casa, sobre todo si el perro es de gran tamaño, hay niños cerca o se le considera una especie peligrosa. Otra manera de distraer su atención es acercarle un bol con un trozo de comida. Así no nos verá como una amenaza y no se pondrá nervioso cuando nos acerquemos.
4 Dándole de comer de tu mano
Trata de que te vea como la persona que le das de comer. Para ello, échate un poco de pienso en la mano y acércasela al perro con cuidado para que coma allí. Por supuesto, se trata de un paso que haremos si estamos seguros de que no nos va a morder; es decir, si la situación es propicia para ello. Si se trata de un animal muy agresivo, obviaremos este paso. Cuando nos vea como la persona que le damos de comer, podemos poner el pienso en el plato delante del animal y dejárselo después en el suelo. De este modo, nos verá como los suministradores de alimento y dejará de asociar nuestra presencia con la amenaza de que le quiten la comida.
Estos pasos los repetiremos siempre que creamos necesario. Cuando consigamos que deje de gruñir, podemos habituarnos a dejarle galletas o algún regalo cuando esté comiendo. Se trata de que una vez a la semana o a la quincena nos acerquemos mientras come y le dejemos un premio. Ello le recordará que no tiene que sentirse amenazado y que somos nosotros los que le damos de comer a él.
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